martes, 4 de diciembre de 2012

El origen del Universo Marvel.

Autoretrato de Jack Kirby.



Se conoce con el nombre de “Universo Marvel” al mundo de ficción que habitan los personajes del sello Marvel Comics (Spiderman, los Cuatro Fantásticos, Iron Man, Hulk, the X-Men…). En apariencia, todos los personajes habitan el mismo mundo y pueden encontrarse (y lo hacen) y vivir sus aventuras ya sea por separado o en conjunto.

La paternidad de este universo (la autoría, a quien se le ocurrió la idea) ha sido discutida muchas veces por que sobre el tema se han dicho muchas cosas contradictorias. En realidad, dado que este “universo” se confecciona gracias al trabajo individual de cientos de artistas y escritores, atribuir a una sola persona o a más de una la autoría de todo el mencionado Universo es algo un poco extraño, pero si nos centramos en el concepto original, en lo que sucedió en primer lugar…

La versión oficial es la que Stan Lee contaba en su libro “sons of origins”.

Según Lee, él trabajaba en la editorial por los años sesenta y su principal trabajo era ser una especie de coordinador editorial que atendía a las tendencias del mercado y, en consecuencia, ordenaba producir los títulos que fueran necesarios para atender al tirón de dicha tendencia. Así, si el western se ponía de moda, Lee se ocupaba de lanzar una línea editorial de western, si lo hacía la ciencia ficción, el procuraba producir un buen montón de títulos de ciencia ficción… al parecer, esta situación exasperaba a Lee, que comenzaba a estar cansado de estar  anclado en una profesión que no iba a ninguna parte. Fue entonces que National  (La competencia) relanzó a los superhéroes de los años 40, renovándolos de acuerdo con los nuevos tiempos, lo que señaló el momento para Lee de producir títulos de superhéroes. Lee pensó que esa era su última oportunidad. Iba a hacerlo, a lanzar un nuevo título de superhéroes, pero lo iba a hacer a su manera y, si la cosa no cuajaba, entonces se marcharía a buscar otro trabajo. “A su manera” consistía en que los personajes tuvieran problemas reales, que fueran como la gente de la calle. Su slogan era “superhéroes con superproblemas”.  Entonces se inventó a los Cuatro Fantásticos, le dijo al dibujante Jack Kirby como tenía que dibujarlos y, como se suele decir, el resto es historia.

La versión oficiosa es la que contaba Jack Kirby.

Kirby, que trabajaba como freelance en aquellos tiempos tras disolver su asociación con Joe Simon, producía varios títulos de monstruos para Marvel. Según cuenta, observando la nueva tendencia que National había impuesto relanzando a Flash, Green Lantern y la Liga de la Justicia, había ideado toda una nueva línea editorial de superhéroes que constituía un nuevo concepto para el género. Se la presentó a Lee y, como suele decirse, el resto es historia.





Ahora no recuerdo a quien le oí decir que este problema (el de averiguar que pasó realmente) radicaba en que, de las tres personas implicadas en la creación del Universo Marvel (Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko) uno habla demasiado (Lee), otro habla poco (Kirby) y otro no habla (Ditko).  

Al parecer, Lee se atribuye la paternidad (al menos literaria) de todos los personajes Marvel creados en los sesenta (Los Cuatro Fantásticos, Spiderman, Hulk, Thor, Iron Man, Doctor Strange, Daredevil, the X-Men…), y atribuye su creación gráfica a Ditko en los casos del Doctor Strange y Spiderman y a Kirby la del resto de personajes. Kirby cuenta que Lee no tuvo las ideas, que las tuvo él.

Si observamos las trayectorias profesionales de estos dos autores a lo largo de sus respectivas carreras antes y después de su colaboración artística, tenemos a un Stan Lee que apenas fue capaz de imaginar otros personajes que no fueran bastante parecidos a los muchos héroes y villanos que ya habían poblado las páginas de los comics de superhéroes  (Como el Espadachín, el Láser viviente o el Torbellino). Sin embargo, Kirby se caracterizó siempre, antes y después de su asociación con Stan Lee, en asombrar con ideas novedosas y originales, avanzadas a su tiempo y que no parecían tener fin. Kirby decía que “nunca vio un guión de Stan Lee” y aunque dudemos de su palabra, por aquello de que Kirby hizo estas declaraciones en un momento de rabia, molesto por una disputa con Marvel que se negaba a devolverle los originales de su trabajo, lo cierto es que el propio Lee, en su línea de verborrea grandilocuente, explicó en una ocasión que trabajar con Jack Kirby era excepcional, ya que no era necesario darle un guión demasiado detallado para escribir una historia, que a veces simplemente le decía “que el villano sea el Doctor Doom”, lo cual parece apoyar la palabra de Kirby de que era él el que escribía las historias. 

Lee cuenta en su libro las divertidas anécdotas de cómo creó algunos de los personajes que luego se convertirían en famosos y muy rentables. El origen de esos personajes (Siempre según Lee) suele proceder de una divertida historia de las que se pueden contar en una fiesta. Por ejemplo, para explicar cómo se le ocurrió el personaje de Thor, cuenta como le preguntaron en un evento que sería lo siguiente que los comics Marvel harían a continuación. El dijo  (por que llevaba unas copas de mas) que iban a fichar a Dios como personaje, y luego se vio en el brete de cumplir su fanfarronada llevando a la altura de personaje al Dios del trueno de la mitología escandinava. Esto, teniendo en cuenta el gran interés que Kirby profesaba por la mitología, la obra anterior y posterior sobre el tema, donde se sucedían los personajes del mismo corte de Thor (La saga del Cuarto Mundo o la de los Eternos, o la presencia de personajes de diseño similar en su etapa anterior a trabajar en Marvel), hace muy poco plausible la divertida anécdota de Lee.
La historia de Kirby, esa idea de que apareció un día por la redacción para decirles a los editores que iba a pasar con el género de superhéroes a partir de entonces, adquiere peso para mí en la medida que el número uno de Fantástic Four no es un intento de romper con lo establecido  ni una apuesta por hacer algo verdaderamente diferente. En realidad es un grupo de superhéroes metido dentro del género que Marvel estaba publicando hasta ese día: el de monstruos. Fantastic Four, hasta que no se afianzó en las estanterías de los kioscos, no era otra cosa que un comic de monstruos protagonizado por cuatro superhéroes vestidos de calle, uno de los cuales también era un monstruo. El tono de las historias (los personajes que se pelean, la ciencia ficción alarmista, el aire de realidad al usar decorados como viviendas normales y personajes que visten ropa de calle) son propias de los comics de monstruos y muy diferentes a lo que la serie sería después, cuando el público en general identificaría a los cuatro fantásticos como superhéroes (momento en el que aparecieron los disfraces, los vehículos, la alta tecnología y demás). Para mí, esto tiene dos explicaciones: o bien la idea de Kirby no produjo la confianza necesaria como para ser lanzada de la forma más adecuada y se optó por probar dentro de la línea editorial que ya estaba teniendo éxito en aquellos días (los comics de monstruos) o bien la regla  de Lee de seguir las tendencias del mercado no estaba tan clara y, temiendo la posibilidad de sufrir un gran fracaso, decidieron enmascarar su propuesta como uno más de los comics de monstruos que estaban produciendo.

Lo cierto es que si que existen evidencias de que Stan Lee participará en algunos de los guiones que firmó.  Su estilo (especialmente dramático) se deja ver de la misma forma en historias de Spiderman o los Cuatro Fantásticos, pero también resulta evidente que las contribuciones de los artistas que trabajaban con él (Ditko y Kirby) iban más allá de la simple plasmación de las ideas de Lee. En concreto, da la sensación que la creación de personajes corría del todo por parte de los artistas, mientras que el trabajo de Lee era ordenar a tales personajes en el escenario que tocara como si de un director teatral se tratara. Por  otro lado, la explosión creativa y argumental que tuvo lugar en series como Fantastic Four a partir de más o menos el 44 USA, se frenó en seco tras la partida de Kirby. En el caso de Spiderman, la serie no disminuyó en calidad tras la partida de Ditko (Y la llegada de Romita), pero si cambió en cierto modo en muchos más aspectos que simplemente el gráfico (Los estilos de Ditko y Romita son bastante diferentes entre sí). Todo parece indicar que la mecánica de trabajo en Marvel de aquellos tiempos, la que al parecer impuso Stan Lee para conseguir una dinámica laboral más suelta, daba mucha manga ancha a los dibujantes, la mayoría de los cuales (Jack Kirby, Steve Ditko, John Romita, John Buscema o Gene Colan) eran grandes profesionales con una enorme experiencia a sus espaldas y talento mas que de sobras para salir adelante sin la ayuda de ningún guión que otro hubiera escrito. El sistema que ha sido llamado “método Marvel” en la industria, que al parecer inventó Lee, consistía en que el guionista esbozara un argumento que luego pasaba al dibujante. Éste hacía la separación en viñetas y dibujaba la historia. Luego se la pasaba al guionista, que colocaba los diálogos. No hace falta ser un entendido para ver que este sistema hace recaer la mayor parte del trabajo creativo en el dibujante y le proporciona un mayor control sobre la obra terminada que si tuviera que seguir al pie de la letra las indicaciones de un guión completamente estructurado. Es posible que dibujantes como John Buscema  o John Romita no tuvieran demasiadas pretensiones de introducir ideas propias en las historias que dibujaban. No podemos saberlo sin preguntárselo directamente. Lo que si podemos aventurar es que, una imaginación tan inquieta como la de Kirby sin duda no se quedó indiferente ante la posibilidad de introducir todos los conceptos propios que pudo y, si además el guionista se lo permitía, escribir él mismo las historias.



Con este artículo no pretendo decir simplemente que Lee no tuviera nada que ver con la “creación” del universo Marvel, simplemente su contribución fue seguramente distinta  y en una medida diferente a la que siempre se le ha atribuido. No creo a pie juntillas las palabras de Kirby acerca de que “él fue quien creó a todos los personajes”. El propio Ditko lo desmiente en una entrevista en la que habla de la paternidad de Spiderman. Por lo que Ditko cuenta, si que Kirby diseñó una versión previa al Spiderman definitivo pero Lee la rechazó y le encargó a Ditko que rediseñara al personaje, de modo que parece ser que, aunque la idea del nombre del personaje fuera de Kirby (El Spiderman de Kirby era similar a una idea que ya había utilizado anteriormente con su socio, Joe Simon, the Fly, muy distinta a la del trepamuros), el diseño y la configuración final del personaje fueron obra de Lee y de Ditko.

El problema quizá recaiga en que, mientras Kirby y Ditko eran esencialmente artistas enamorados de su trabajo, Lee tenía más bien el perfil de un hombre de negocios especialmente astuto. Así, mientras Kirby era presentado en la editorial como coautor, responsable solamente de la parte gráfica, Stan Lee pasaba a la historia como la cabeza que había ideado a todos esos personajes y, con el tiempo, en uno de los ejecutivos principales de la editorial (y más tarde parte de una corporación), gozando de un reconocimiento artístico y económico que tal vez no se mereciera o que tal vez correspondiera a Kirby y a Ditko. Fue esa una de las razones por las que Kirby abandonaría Marvel en la década de los 70. 

De cualquier forma, todo esto no son otra cosa que especulaciones vacías. Sin interrogar concienzudamente a los protagonistas de lo que sucedió, es imposible determinar cuál fue realmente la verdad, y ya es tarde para eso, pues Jack Kirby lamentablemente nos dejó en 1994. 

Desde luego, cabe reflexionar que unos conceptos que han perdurado durante tanto tiempo y han generado tanto dinero (Sobre todo últimamente, que Hollywood los ha puesto de moda) al final hayan acabado como una mercancía en manos de una gran multinacional, y no en manos de sus legítimos creadores, sean quienes fueran. Afortunadamente, el magnífico trabajo que hicieron Kirby, Lee, Ditko, Colan, Romita, Buscema y tantos otros pasará a la posteridad y, indiscutiblemente, el mérito será de ellos y de nadie más.



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